Fundación e Imperio

Isaac Asimov fue un prolífico escritor y bioquímico estadounidense, conocido por su vasta contribución a la literatura de ciencia ficción y divulgación científica. Nació el 2 de enero de 1920 en Petrovichi, una pequeña aldea en la actual Bielorrusia, y emigró con su familia a Estados Unidos cuando tenía sólo tres años. Creció en Brooklyn, Nueva York, donde su pasión por la lectura y la ciencia floreció desde una edad temprana.

Asimov se graduó de la Universidad de Columbia en 1939, donde obtuvo su licenciatura en química, lo que le llevó a realizar un máster en 1941 y un doctorado en 1948. Su formación en ciencias naturales no solo le proporcionó un conocimiento profundo, sino que también influyó en su escritura, especialmente en el desarrollo de conceptos científicos en sus obras de ficción.

Su carrera como escritor comenzó en 1938 cuando vendió su primer cuento a la revista Astounding Science Fiction. Este fue el comienzo de una fructífera trayectoria en la que Asimov escribió más de 500 obras, abarcando no solo ciencia ficción, sino también ensayos, historias de misterio y libros de divulgación científica. Entre sus obras más notables se encuentra la Saga de la Fundación, que trata sobre la historia futura de la humanidad y cómo un grupo de científicos intenta preservar el conocimiento en medio del colapso de la civilización.

• La serie de la Fundación: Compuesta por varios libros, esta serie explora el concepto de la psychohistory, una ciencia ficticia que permite predecir el futuro de grandes poblaciones.
• Las Crónicas de Robot: En estas historias, Asimov introduce las famosas Tres Leyes de la Robótica, que han influido en la forma en que se percibe la inteligencia artificial en la literatura y la cultura popular.
• Los Ensayos de Ciencia Popular: Asimov también fue un autor prolífico en el ámbito de la divulgación científica, escribiendo ensayos sobre una variedad de temas científicos que buscaban hacer accesible el conocimiento a un público general.

Una de las características más destacadas de la obra de Asimov es su capacidad para combinar la ciencia con la narrativa. Su estilo claro y directo, junto con un enfoque en el razonamiento lógico y la ética, lo ha llevado a ser considerado uno de los pilares de la ciencia ficción moderna. Además, fue un defensor del pensamiento crítico y la educación científica, y a menudo expresó su preocupación por el impacto de la ignorancia en la sociedad.

A lo largo de su vida, Asimov recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el Hugo Award, el Nebula Award y el título de Gran Maestro de la Ciencia Ficción otorgado por la Ciencia Ficción y la Fantasy Writers of America. Sin embargo, más allá de los premios, su legado se siente en la forma en que ha influenciado a otros autores y en la forma en que el público ve la ciencia ficción como un medio para explorar cuestiones filosóficas y éticas complejas.

Isaac Asimov falleció el 6 de abril de 1992 en Nueva York, pero su obra continua siendo estudiada y apreciada en todo el mundo. Su capacidad para imaginar futuros alternativos y explorar la naturaleza de la humanidad en el contexto de la ciencia y la tecnología lo convierte en una figura central en el entendimiento moderno de la ciencia ficción. Hoy en día, su influencia persiste, y su obra sigue inspirando tanto a escritores como a científicos de diversas disciplinas.

En el transcurso de un viaje en tren, Luke Fitzwilliam se sienta junto a la anciana señorita Pinkerton, quien le explica que en el pueblo de Wychwood están teniendo lugar una serie de asesinatos, aparentemente perfectos, y le confía sus sospechas acerca de que la próxima víctima será el doctor Humbelby. Fitzwilliam no toma en consideración los temores de la anciana hasta que, al día siguiente, lee en el periódico que el doctor Humbelby ha desaparecido y la señorita Pinkerton ha sido arrollada por un coche cerca de una comisaría. ¿Simple coincidencia? Para averiguarlo, el señor...

Era un día cargante en Nueva York. El cielo tenía un color plomizo oscuro, había algo de bruma y se mascaba la polución que sabía a una mezcla de gasolina mal quemada, humos varios y neumáticos. Will Hammon pisó a fondo el freno de su «Mercedes» descapotable color plata. Las ruedas chirriaron sobre el asfalto de la Tercera Avenida, pero se detuvo justo en el paso de peatones, quedando las ruedas delanteras sobre la franja amarilla. El gigante irlandés que vigilaba en aquel punto de la ciudad la farragosa circulación, le miró, ceñudo; no debían de gustarle los coches...

Este libro quiere ser modesto homenaje a uno de mis escritores de cabecera, Pelham Grenville Wodehouse cuyos libros me llevaría a una isla desierta para sentirme acompañado de sus inolvidables personajes: Wooster, Psmith, Ukridge o el inolvidable Jeeves. Coincido con Evelyn Vaugh en que ha creado un mundo para que vivamos y nos divirtamos con él. Con ese espíritu he escrito esta novela esperando haberme acercado a su talante humorístico lo suficiente como para incitar tu curiosidad por el genial autor británico.

Nos encontramos ante una curiosa mezcla de pasado y presente, de ciencia y mitología, salpicadas, eso sí, por el amor. Baste comenta, que se trata de una inesperada epopeya sumeria de un rey y una reina, amantes del pasado, que se enfrentan a un demonio que resulta tener mucho que ver con nuestro mundo actual y con uno de los grandes inventores e ingenieros que han forjado nuestro presente. Leerla fue, para mí y para los demás miembros del jurado, un verdadero placer que estoy seguro que ustedes también van a experimentar. No hay muchas novelas cortas con la sensibilidad de esta epopeya...