Dejadme ir a la casa del Padre

The novel opens on a cold, gray landscape. It is the beginning of December. Oak fires are burning in the stately flickering hearths of Nideck Point. It is Yuletide. For Reuben Golding, now infused with the gift of the wolf and under the loving tutelage of the Morphenkinder, this Christmas promises to be like no other...

En este libro con partes móviles para niños, Buz la abeja rezumba por aquí y por allá en busca de un amigo con quien jugar. Habla con caracoles, orugas, escarabajos, hormigas, catarinas, y mariposas pero todo el mundo está muy ocupado.

El amor duele, o eso pensaba en aquel entonces, cambié de parecer conforme pasó el tiempo, sin embargo, toda esa transición y cura, las fui dejando aquí, para el amor de quien creí alguna vez la mujer de mi vida. La hice poesía, para recordarla y amarla eternamente, aunque yo muriese entre mis letras ella me encontraría cuando me necesitase. La amé con el alma, se llevó una parte de mí, y es por eso, que lo que quedó lo dejo aquí.

La novela empieza una vez Marta ha vuelto a Alicante, tras doce años de estancia en Nápoles. Con el recuerdo de la muerte de la abuela, construirá los puentes simbólicos de su memoria con el objetivo de re&flexionar sobre los motivos que la han llevado a una nueva fuga, en este caso de&finitiva. Marta dibuja puentes es un canto a la unión entre los pueblos del Mediterráneo, un análisis atractivo de las semejanzas y de las diferencias culturales entre dos ciudades portuarias que comparten un pasado histórico común.