#Malos. Mismo juego, nuevas reglas

“Conocí a Theo en una fiesta clandestina. Conocí a Charlie en una fiesta clandestina. Conocí a Stefano... desnudo en una ducha.” Tracy Smith es una joven universitaria que lo mide todo. Sí, todo. Le gusta tomar registro de cada detalle, incluso de los chicos que han intentado acostarse con ella. Y si bien eso parece una maldición, finalmente ha optado de qué lado estar, aunque deba pagar el precio que esto supone: Theo. Lo ha elegido. Ahora y siempre. Como ocurrió desde el comienzo... Un giro inesperado en su “relación” pondrá a prueba cada uno de los secretos que hay tras un ...

Zack es un chico al que le gusta todo lo que a los chicos de su edad, y odia igualmente lo que los demas odiarian: las reuniones de su hermana Zoe con las mas populares de su curso. Zack tiene que soportar como ellas le utilizan de conejillo de indias en sus juegos adolescentes hasta que le dejan atado a una silla y se olvidan de el, pero ahi se entera de una plaga de zombies en la ciudad, y todo comienza a cambiar.

In La Tribu de los Zippoli, Guillermo comes from a family of great readers, but he doesn't like to read. It's too difficult, so he gets bored and stops. However, at school, Guillermo finds a magical book in the library that changes its story with each person who reads it. Thanks to this book, Guillermo grows confident in his ability and discovers the pleasure of reading.

—¿Te has enterado del velero que han mandado hace un par de horas a Kanala desde el Triángulo de las Bermudas, Siela? —No. Estaba buscando coral rosa para hacer una poción. ¿Por qué? No es la primera vez que envían un barco allí, Galene. —Ya lo sé, pero es la primera vez que oigo acerca de un barco lleno de terrestres (terrícolas) de entre diecisiete y veintiún años. Igual son de una escuela de navegación o algo así. —Tu fascinación por los chicos terrestres es perturbadora, Galene. —¿Perturbadora? Déjame contarte mi idea de perturbadora, Siela: una chica de...

The scatterbrained protagonist of this wordless tale can’t find his glasses anywhere. Not under the table, not in the refrigerator . . . not even in his dog’s mouth, a repository for all sorts of things, from butterflies to mobile phones. Children will have fun taking in the quirky details of the main character’s home as his search becomes increasingly desperate—and ends in an ironic conclusion. The lack of text makes this a perfect book both for kids not quite old enough to read as well as older children looking to stretch their imaginations. El despistado protagonista de este cuento ...