El último secreto de Eva Braun

Tenía un secreto inconfesable... Lady Elizabeth se había escapado de su casa para evitar un matrimonio que no deseaba y no tuvo problemas en desempeñar el papel de simple señorita de compañía de la dama que la acogió. El problema surgió cuando tuvo que cuidar a Nathaniel, el sobrino de su benefactora, que además de ser el hombre más increíblemente apuesto que había visto en su vida estaba siempre tentándola con su cuerpo de Adonis y sus batallas dialécticas. Elizabeth estaba deseando quitarse los vulgares vestidos de Betsy para que se supiera que su sangre era tan azul como la...

¿Qué define la soledad? La puede sentir un niño cuando nota que su familia se resquebraja, un adulto que ve cómo su pareja se distancia, o incluso hay quien la abraza. La soledad es capaz de colarse por todas las grietas que encuentra y no le importa que estemos rodeados de gente para presentarse ante nosotros y recordarnos que existe. En estas doce historias plagadas de situaciones cotidianas, José Luis Espina nos recuerda que nadie está libre de la desesperanza y que vivir es, en sí mismo, una carrera de obstáculos. José Luis Espina Suárez es un escritor natural de Lada, Asturias. ...

El acaudalado maestro constructor Ariel Horus –demiurgo y alma de un rascacielos inacabado– lleva treinta años mirando la ciudad sentado en el hombro de su gigante. Despreciando a la humanidad con la voluntad de un dios aburrido, seguido por el cordial contador Diógenes Mayorga, presa de los caprichos del pintor Sebastián Henríquez Escudo o sitiado por la sensualidad de Fabiana Serra, el maestro constructor recorre los interminables pisos de lo que algún día será el gran Hotel de la Ciudad. Mientras tanto, añade nuevas funciones y espacios al único proyecto que pueda redimirlo....

Ich weiß, dass ich mich nie ändern werde. Ich wurde in der Dunkelheit geboren, und dort werde ich bleiben. Rome ist süß, zärtlich und vanilla. Aber das werde ich ändern. Ich werde ihr zeigen, wer ich wirklich bin. Und ihr diesen schwarzen Diamanten an den Finger stecken.