Que venga la gorda muerte

"Grant Wilcox estaba acostumbrado a conseguir todo lo que queraia, y lo que ahora deseaba era a Kelly Baker, la bella desconocida reciaen llegada a la ciudad. Y tuvo la suerte de que aquella hermosa mujer fuera, ademaas de preciosa, una excelente abogada capaz de sacar de una situaciaon complicada a un buen empresario como ael. La relaciaon que debaia ser exclusivamente profesional no tardao en convertirse en una apasionada aventura. Y Grant comenzao a preguntarse si la llegada de Kelly a su vida no iraia a causarle excesivos problemas"--Page 4 of cover.

Una mujer joven que acaba de ser madre de una niña y que se queda viuda casi al mismo tiempo. Esta tiene que asumir las responsabilidades que antes, las tenía su consorte. El convivir con sus vecinos y afrontar la nueva vida son un reto para ella. El compromiso de seguir dándole continuidad a los negocios de su pareja y los problemas lógicos de una herencia complicada. Un cuaderno encontrado en un sótano, casualmente y con anotaciones de aquellos años, empieza a explicar las terribles vivencias de la guerra civil española.

Los emblemáticos paisajes de El Hierro, la isla canaria donde se ambienta esta novela, cobran vida hasta ser un personaje más, tal y como ocurre en la exitosa serie de televisión Hierro. En Terramores se mezclan varias historias de amor que ocurren bajo laberintos de lavas y volcanes. El lector tendrá que asistir al espectáculo del amor romántico y a la ferocidad del juego carnal a través de una galería de personajes que no dejan indiferente: Manuel el Huido y su novia Rosa, el burro Pandero, la bella Baldomera, los hermanos Policarpo y Cesarín, el cura diabólico Nicasio de Jesús o ...

Verán ustedes las asignaturas que el Estado me obligó a echarme al cuerpo con objeto de prepararme a ingresar en la Escuela de Caminos. Por supuesto, Aritmética y Álgebra; sobra decir que Geometría. A más, Trigonometría y Analítica; por contera, Descriptiva y Cálculo diferencial. Luego, (prendidito con alfileres, si he de ser franco) idioma francés; y cosido a hilván, muy deprisa, el inglés, porque al señor de alemán no quise meterle el diente ni en broma: me inspiraban profundo respeto los caracteres góticos. A continuación, los infinitos «dibujos»: el lineal, el...