Jesucristo y la mujer

"Todos los hombres desean saber" (S. Agustín). El objeto de este deseo es la verdad, y no meras conjeturas. La Escatología estudia lo que por Revelación de Dios sabemos acerca de lo que existe tras el término de la vida terrena.

Es esencial para todo ser humano el descubrir o reconocer su verdadera identidad y su verdadera naturaleza angelical o espiritual. Es también esencial que cada cual viva todo su potencial espiritual y cumpla así el verdadero rol o función para la que ha sido creado(a); dándole así verdadero sentido y dirección a su vida. y Es más esencial aún, el que todos y cada uno de nosotros encaminemos nuestros pasos hacia nuestro re-encuentro con el creador; pues de ello dependerá el resto de la eternidad de nuestro ser espiritual.

El cuerpo que Dios creó es el instrumento para el hombre experimentar una vida plena en la tierra, hacer las buenas obras, y desarrollar su vida espiritual. Para hacer el trabajo que está destinado a hacer, nuestro cuerpo necesita mantenerse en forma. Debemos mantener una mente, cuerpo y alma sanos. Sin embargo, en el mundo moderno, es muy fácil dejar que una, dos, o los tres de estos se pasen por alto. En esta lectura compacta, Joyce presenta su plan de doce claves para hacer frente a la "sequía de autoestima" que perpetúa los hábitos que causan la mala salud. A medida que explora cada ...

El cardenal Schönborn, arzobispo de Viena y prestigioso teólogo, explica la hondura de la Misericordia de Dios repasando la Escritura, el magisterio de Juan Pablo II y el testimonio de numerosos santos. La devoción a la Divina Misericordia, que ha impregnado el cristianismo desde sus orígenes, ha cobrado gran relieve en la Iglesia durante el pontificado de Juan Pablo II, que centró en este conmovedor misterio sus enseñanzas y actuaciones. Él estableció como fiesta de la Divina Misericordia el domingo siguiente a Pascua, que precisamente fue la fecha en la que falleció y en la que fue ...

Las enseñanzas aquí presentadas ofrecen una nueva visión del budismo Zen que contrasta con la típica imagen de una disciplina dura y monástica. Para Cleary el Zen es flexible y adaptable a las necesidades individuales contemporáneas. Su propia esencia le hace trascender las barreras culturales. Su práctica requiere sencillamente la conciencia en soledad, sin depender necesariamente de los presupuestos filosóficos del budismo o de la cultura asiática.