Humanismo II. Tareas del espíritu

En este libro, continuación de Humanismo: los bienes invisibles, el autor analiza dos dimensiones complementarias en el armónico desarrollo del hombre: la formación personal (resortes interiores, disciplina y trabajo) y la dimensión social (el arte de educar, el arte de gobernar, la familia). Finalmente, ofrece al lector una interesante reflexión sobre el sentido religioso, indispensable para ese equilibrado crecimiento como personas. Para la mentalidad humanista, el desarrollo de la persona no es un bien privado ni tiene como fin la autocomplacencia. Es miembro de una sociedad y, como...

El seminarista, el profesor y el predicador hallará en este trabajo un manual práctico para el estudio de la disciplina llamada Teología del Antiguo Testamento. Y el creyente interesado en las joyas veterotestamentarias, una obra que le invitará constantemente a una mayor profundización de su fe en la Santa Biblia, a replantearse todo aquello que ha aprendido.

Este es el primer tomo de «Historia política de la Iglesia Católica Apostólica Romana en la Argentina», que también puede leerse como una historia de la Argentina con esa iglesia como hilo conductor.

Conversaciones pastorales Las reflexiones de Carlo Maria Martini que se recogen en este libro nacieron en el contexto de unas conversaciones entre jóvenes sacerdotes de la diócesis de Milán y su obispo con motivo de unos retiros y peregrinaciones. Son palabras discretas, que se convierten en luz que ilumina el camino y en exhortaciones para proseguir con alegría el trabajo pastoral.

¿Necesitas experimentar Resurrección o Avivamiento en algún área de tu vida? Muchos seguidores de Jesús andan como sonámbulos en sus vidas cristianas. Portan una sonrisa, asisten a las reuniones de su iglesia y hacen todo lo posible por salir adelante, pero en realidad no esperan que sus oraciones sean respondidas, ni esperan tener victorias o cambios milagrosos en sus situaciones. ¿Por qué? La decepción y desilusión. La Biblia lo llama "esperanza demorada". Lo que anhelábamos no sucedió, y nos quedamos con esperanzas y sueños que están muertos. Pero recuerda: ¡servimos al Dios ...