Prometeo ha robado el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres, y por ello es castigado por los habitantes del Olimpo. Una Furia lo encadena a una roca y le arranca el hígado cada noche como penitencia. Cuando consigue escapar, Zeus le propone un trato: si consigue encontrar a un solo héroe verdadero en toda la historia de la humanidad por la que él ha traicionado a los suyos, le perdonará. Prometeo se encogió de hombros y se sacudió de encima las cadenas rotas. «Tal vez no quiera esconderme en este mundo», murmuró. Prometeo era un dios prófugo. ¿Su delito? Robar el...