Domar a la divina garza
De atenerse a la experiencia del disparatado narrador de esta novela, pretender domar a una divina garza resulta una empresa tan ardua como inevitable destinada al fracaso.
Liceo del Libro y Novela moderna y clásica
De atenerse a la experiencia del disparatado narrador de esta novela, pretender domar a una divina garza resulta una empresa tan ardua como inevitable destinada al fracaso.
Dice Pitol que en unas vacaciones, solitario en una casa de campo, comenzó a escribir sus primeros cuentos. Debía de tener veintitrés o veinticuatro años. Pasaba allí la convalecencia de una ruptura amorosa, también la primera. Se proponía odiar al mundo, pero no lo conseguía. Por las mañanas escalaba las alturas de una cordillera donde se enclavaba su cabaña. En esos paseos intentaba rodearse de una aureola romántica, decadente, aun diabólica. Buscaba los acantilados más escabrosos, los más peligrosos, pero al llegar allí cualquier tentación tanática se disolvía de...
Opciones de Descarga