Tratado del mal
XIX OTROS, que pretendían hallar la paz entre las dulces adormideras, eran perseguidos y encarcelados por los fieles esclavos de jueces vengativos que ponían fin a los delirios. Porque digámoslo en el delirio está la salvación y ellos no querían la salvación sino la condena. Entretanto se consumían mares de las más ardientes [ponzoñas sin que nadie pusiera fin al río de mortal veneno, porque algo había de permitirse, algo tendría que ser un lenitivo para el dolor inmenso. Y ellos lo sabían y llenaban otra vez sus odres con el oro de la desesperación. Caían al abismo las aguas...