La iglesia que se acaba
“Cuantitativamente el Catolicismo goza de buena salud. Ello no impide admitir y denunciar que cualitativamente deja mucho que desear. Aradillas enumera algunas úlceras de nuestra Iglesia. Son nuestras vergüenzas que apenas podemos disimular. Se refieren, sobre todo, a la jerarquización de la institución. Una institución que comenzó a alejarse del espíritu de Jesús cuando los primeros discípulos —probablemente Saulo— estructuraron una sociedad que perpetuara el movimiento del Nazareno. Cada siglo, cada concilio, cada época, contribuyó al alejamiento del espíritu del Reino....