Vivir lo cotidiano
El lector se encuentra ante un libro paradójico y un tanto “zen”, porque nace en medio del ruido del silencio e invita a meditar empapándose de vida. Lo más frecuente en nosotros es el bullicio de bocas y gargantas que hablan a la vez, en competencia exaltada, desde el grito y la queja. Frecuentemente en búsqueda de un protagonismo histérico de seres impacientes que confunden “habitar” con “hacer”. Así somos la “gente”. Por eso necesitamos maestros, testigos, como el autor y el texto que tienes entre manos, que nos enseñen a observar la naturaleza, para percibir en ella ...